En mi ciudad no hay conversaciones, la gente no habla. Abre y cierra los ojos y golpea ligeramente contra el suelo uno de sus pies, puede elegir si mueve el derecho o el izquierdo, pero siempre tiene que ser el mismo. Así es como reconocemos de que pie cojea cada uno.
A mi vecino se le ocurrió una noche mover la mano a la vez que el pie, todavía estamos pensando qué quiso decir con eso.
Lo extraño es que todos soñamos con diálogos, todos hablamos en sueños, en voz alta, y cada uno en un idioma diferente. Se han llegado a contabilizar 1.345 lenguas distintas y tan sólo somos 56 habitantes. Pero lo más increíble de todo es que cuando estamos dormidos nos entendemos a la perfección. Da igual la edad que tengas o el sexo que elegiste al nacer, hablamos idiomas diferentes en sueños y nos entendemos.
Sin embargo, cuando abrimos y cerramos los ojos a veces surgen discusiones, y acabamos pataleando con nuestro pie derecho o izquierdo. A diferencia de los demás, tenemos el sentido del tacto más desarrollado.
Y es que sentimos las cosas de otra manera, porque no hablamos.
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